lunes, 18 de noviembre de 2013

Muy ruidosa ciudad de Sevilla

Si os preguntan a que suena Sevilla, se puede contestar que suena a flamenco, al agua de sus fuentes, al replicar de las campanas de la Giralda, a cornetas y tambores, o al taconeo de una flamenca mientras baila. Pero para mí Sevilla suena a ruido, el que forma el tráfico, los veladores con megafonía a la calle, a la vecina que chilla debajo de tu ventana, a las botellonas a altas horas de la madrugada o al coche con la música alta para que se entere todo el mundo lo que está escuchando. Vivimos en una ciudad contaminada acústicamente, no es un problema puntual de Sevilla, se extiende por toda la geografía andaluza, pero adentrémonos en los de nuestra ciudad.

La semana pasada el alcalde Don Juan Ignacio Zoido anunciaba que se había dado solución al problema que tienen las bandas de semana santa para ensayar en la calle, pero dos días después pasando por delante del Parlamento de Andalucía no daba crédito al comprobar in situ el ensayar de una banda de música cofrade. Me pregunto si los empleados del Hotel TRYP Macarena han recibido alguna queja de algún huésped que venga a nuestra ciudad a pasar unos días de descanso.



Al señor alcalde le quedan aún muchos problemas de ruidos por solucionar; botellonas en las inmediaciones de la Alfalfa, vías altamente saturadas de tráfico o veladores que acampan por nuestras calles y plazas permitiéndose el lujo de poner un altavoz que avisa al cliente de la recogida del pedido. Mientras en países centro europeos hay rincones donde los domingos no se puede hacer ni el mas mínimo sonido ya que es un día de descanso y relax, aquí el vecino te pone la radio que se escucha en todo el bloque, te sacan una procesión o dos si hace falta, o el bar de abajo saca el televisor para ver el fútbol con más de 20 sillas emitiendo decibelios.

Se entiende que aquí el clima invita a salir, nos gusta pasear y hacer actividades al aire libre, sobre todo en verano, donde las noches están pobladas de sevillanos deseando respirar el poco aire que nos deja los 40 grados del medio día, pero tenemos que hacerlo con respeto hacia aquellos vecinos que desean estar en sus casas tranquilamente desconectando del día a día. 

Pido desde este blog que el ayuntamiento ponga remedio contra esta contaminación acústica que padecemos y provoca enfermedades psicológicas a los que los afectados, y deseo que el esfuerzo que llevan a cabo diferentes asociaciones de vecinos de la ciudad en su lucha por el descanso sigan esforzándose en conseguir su meta, porque ya hace tiempo que no se oyen pájaros cantar por nuestras calles

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