Ayer Málaga inauguró su nueva red de metro con dos lineas que suman un total de 12 kilómetros y 17 estaciones a un suburbano que cuenta con un pequeño tramo en superficie. Este tramo en concreto ha sido uno de los motivos del atraso de la obra, debido a la discrepancias entre el gobierno autonómico y el Ayuntamiento sobre cuantos kilómetros de vías serían soterrados en el proyecto definitivo. El ahorro de coste en un kilómetro de vías en un metro en superficie es seis veces mayor que si optamos por la creación de túneles, pero en contra está el impacto que pueda crear en la movilidad de zonas saturadas por el tráfico de vehículos privados. La crisis económica que sufren las administraciones públicas llevan a plantearse políticas de movilidad muy diferentes a la de la época de bonanza, cuando se planteaban proyectos sin importar los sobrecostes de estos.
En Sevilla llevamos años esperando que Junta de Andalucía y Ayuntamiento se pongan de acuerdo en poner en marcha las otras tres líneas que quedan pendiente de la red proyectada para el Metro de Sevilla. La siguiente línea en construirse sería la línea tres que discurre entre Pino Montano y los Bermejales, pero el acuerdo entra las administraciones no llega y los sevillanos estamos impacientes por ver como la maquinaría empieza a realizar una obra necesaria para la movilidad de nuestra ciudad. A lo mejor la solución pasa por replantear el proyecto ante la escasez de dinero de las arcas públicas y estudiar algunos tramos en superficie.
Respecto a la línea tres se podrían plantear multitud de tramos en superficie debido al transcurrir de esta por vías amplias, y solventar algunos tramos complicados y con alta densidad de tráfico con pequeños soterramientos. Para muchos sevillanos sería un atraso un metro que no sea cien por cien subterráneo, pero seamos sensatos y pensemos que el dinero de la obra sale de nuestro bolsillo, y una obra de esa envergadura no se la pueden permitir las administraciones en los próximos años. La combinación tranvía y metro es una opción muy usada en multitud de ciudades europeas, aunque es de reconocer que con el actual estado del tráfico de la ciudad y la poca conciencia por el uso del transporte público, a Sevilla le falta aún mucho por tener políticas de movilidad y económicas mas cercana a la Europa sostenible del siglo XXI.
