El pasado domingo
23 de Noviembre fue el aniversario de la reconquista de Sevilla por parte del
Rey Fernando III. Durante más de un año estuvo luchando contra los musulmanes
que ocupaban nuestra ciudad, cuyo legado monumental y cultural les tenemos que
estar muy agradecidos. A día de hoy, la ciudad vive en busca de algún héroe que
nos libre de la invasión de veladores que empieza a conquistar lugares inimaginables.
El ejercito formado por mesas y sillas empezaron invadiendo nuestras plazas
para luego invadir con sus cuatro patas calles que antes invadían las cuatro
ruedas. San Jacinto y la Avenida de la Constitución presentan una imagen más
que preocupante, donde ni la estética ni el pasear son del agrado de los
peatones.
Antaño las
invasiones de la ciudad venían por el Guadalquivir, siendo su ribera lo primero
por conquistar. Pero este nuevo ejército patrocinado por marcas de refrescos y
de cerveza pronto va a poner su pica en la orilla del rio para instalarse bajo
una sombrilla. Los proyectos del mal llamado Paseo del Arte de Torneo y la
reforma de Marqués de Contadero se unen a la posible avalancha de estos soldados
cuadrúpedos en la zapata Trianera. Al ciudadano no le quedará espacio público
para pasear, correr o montar en bici. El rio siempre ha sufrido quejas vecinales
para su rehabilitación y mantenimiento. Pero lo que deseamos es mas sombras en
el Paseo Juan Carlos I, mejora del acerado, mejora del carril bici en el Muelle
de la Sal y, por supuesto, que el río este limpio y nos traiga un ligero olor a
mar desde Sanlúcar de Barrameda.
El Guadalquivir
siempre ha ido ligado a la industria de nuestra querida ciudad, cuyo puerto
mercante exportaba la marca Sevilla. A día de hoy, el río solo va a quedar para
atraer a viajeros de cruceros y barcas de recreo que consuman en la industria sevillana
del siglo XXI, el bar. Ojalá Fernando III se reencarne en algún político que
luche contra este ejército que nos invade.