Actualmente nos encontramos en uno de los mayores momentos de decadencia respecto a valores y educación dentro de nuestra sociedad. Todos contemplamos como el comportamiento humano es por el interés propio y no por el de las personas de su alrededor. Las ciudades sufren está crisis de moral, y Sevilla no es menos. Los ciudadanos podemos contemplar papeleras quemadas, bancos pintados, monumentos dañados, y un largo etcétera que al final daña el bolsillo del contribuyente.
El ruido por la noches de pubs o discotecas imposibilitan el descanso de los trabajadores que madrugan. El botellón que se monta en cualquier plazoleta de Sevilla provoca que se supriman los bancos de este lugar, imposibilitando el disfrute durante las tardes por padres y niños. El dueño de perro que no recoge la caca de su mascota en los jardines, obliga a cerrarlos con una valla. El coche que se sube a la acera o aparca en segunda fila para estar cerca de su destino, obliga a colocar macetones que impide el paso de sillas de ruedas por las aceras. El dueño del bar que coloca en las noches de verano mas sillas de la permitida, amarga el paseo por nuestras calles al obligarnos desviar nuestro caminar.
¿Por qué tenemos que poner vallas o macetones? ¿Por qué tenemos que quitar bancos de algunas plazas? ¿Cuánto nos cuesta estas medidas? ¿No es mas barato invertir en educación? Querido lectores de mi blog, a los que os agradezco enormemente el tiempo que dedicáis en leerme, sé que no estoy diciendo nada que no sepáis y no os hayáis dado cuenta, pero necesitaba desahogarme. Como los sevillanos sigamos así de incívicos y maleducados, en vez de construir Sevilla, la destruiremos.